Es algo sabido que el masaje es un arte sanador que se viene practicando desde hace milenios. Desde el antiguo masaje ayurvédico o el ancestral anmo chino a las técnicas modernas, el masaje ha evolucionado, conservando sin embargo, la esencia de su finalidad, aliviar y eliminar dolencias comunes ayudando al mantenimiento de la salud corporal y la belleza.
El verdadero «arte del masaje» es una sabia combinación entre el toque de unas manos expertas y un fuerte elemento intuitivo.
El masaje es un método relajante y sanador por excelencia. Tiene tantos años como la humanidad y nos ayuda a mantener o recuperar la salud. Es beneficioso, agradable y creador de armonía.
La esencia del masaje es el tacto cuidadoso y amoroso (con-tacto). Tocar es una de las capacidades más elementales y naturales, y no necesita ser aprendida. Resaltar el aspecto que tiene el contacto táctil como una forma no verbal de comunicación. Tanto en los seres humanos como en los animales existe un conocimiento intuitivo que permite apreciar instantáneamente las caricias y, consecuentemente, disfrutar de los efectos que el masaje reporta. En este sentido, es importante destacar cómo puede contribuir a la compenetración, ya que relaja tensiones y crea unidad, engendrando sentimientos de cercanía y de aprecio.
El masaje en la vida cotidiana:
Actualmente, y a través de las diversas épocas de la historia, muchas culturas han interpretado y definido el masaje como un recurso natural, instintivo y necesario para nuestra vida.
El masaje trasciende la pura técnica; es una forma de comunicarnos y mimarnos. Aunque la técnica sea una parte importante del masaje, mucho del trabajo es realizado por el amor compasivo y presencia que pone el practicante en el paciente, el cual se canaliza a través de sus manos y su corazón. Este fluir de energía, acompañado de continuos masajes, relaja al paciente por completo, ayudándole a liberar viejos pensamientos, patrones de comportamiento que le causan limitaciones y que están almacenados en las células de su cuerpo.
Si fuera un hábito natural en nuestra vida cotidiana prevendríamos muchos desajustes innecesarios tanto físicos como emocionales en la relación con nosotros mismos y con los demás.
Quienes regularmente reciben sesiones de masaje suelen sorprenderse por los cambios que perciben tanto externamente manifestados en su cuerpo, como internamente en su sensación de tranquilidad, recobrada armonía y en su forma de ser.
Una breve explicación para estos cambios se halla íntimamente relacionado con el concepto de fluidez en el movimiento de la energía: cualquier malestar, enfermedad o problema es consecuencia del estancamiento de nuestra energía vital.
Los masajes restablecen y promueven el libre fluir de esa energía, cuyos efectos positivos son infinitos, tanto para los sistemas estructurales del cuerpo (huesos, músculos, tendones y ligamentos, vasos sanguíneos etc.), como para sus sistemas más sutiles, como el sistema nervioso, así como para los “cuerpos energéticos” que rigen nuestras respuestas mentales y emocionales.
Existen muy buenas razones para considerar el masaje como un medio más para mejorar la salud y el bienestar personal. Entre los beneficios que podemos obtener, tenemos:
- Contribuye a relajar el sistema nervioso.
- Reduce la ansiedad y la fatiga física o nerviosa.
- Ayuda a conciliar el sueño.
- Mejora la circulación sanguínea y, en consecuencia, la oxigenación de los tejidos.
- Al aumentar la producción de líquido sinovial (el lubricante de las articulaciones), ayuda a recuperar la movilidad y flexibilidad.
- Sirve de gran liberación para los dolores de espalda, hombros, cervicales…
- Sirve de gran contribución al reencuentro en intimidad de la pareja; mejora el entendimiento de ésta y es de gran ayuda para unas buenas relaciones sexuales.
- Ayuda a los bebés a crecer sanos y fuertes.
El masaje, por tanto, no sólo es bueno para eliminar la tensión, sino también para conseguir y mantener en un buen estado físico todo el cuerpo y sanarlo. Además, es una forma vital de mantener la conexión humana.
Nuestro cuerpo «es similar a un lienzo en el cual se pintan todas las emociones y vivencias», según nos encontremos emocionalmente, así nuestro cuerpo expresará en un sitio u otro sus dolencias, para que le atendamos y pongamos remedio. Los masajes son una herramienta que cumplen la función de solución cuando ya nuestro cuerpo está mal, siendo a su vez, un método preventivo de primer orden.
El Masaje es un Regalo de los Dioses para que los humanos mantengamos nuestra salud y bienestar. Es un Arte Sagrado.
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