«El Amor es una sensación que emana del corazón, y por la sangre, alcanza a cada célula del cuerpo» (A. Lowen).
Un masaje dado con verdadera atención, conocimiento y presencia , sana molestias físicas, y alivia el corazón. Esto sucede porque un dolor físico implica un proceso de desensibilización. El músculo se contrae para “guardar algo” que nuestra mente no ha dado permiso para expresar.
Al activar la piel mediante el “contacto”, ésta contención-emoción posee la oportunidad de salir hacia afuera.
Actúa diciéndole amorosamente a nuestro cerebro y corazón que “todo está bien”, que ya no hay peligro.
El masaje “muestra el camino de sanación a nuestro cuerpo”, el mensaje guardado es liberado, cambiado y, por tanto, viene el alivio, del cuerpo, de la mente, del alma.
Nuestro cuerpo “es similar a un lienzo en el cual se pintan todas las emociones y vivencias”, según nos encontremos emocionalmente, así nuestro cuerpo expresará en un sitio u otro sus dolencias, para que le atendamos y pongamos remedio. Los masajes son una herramienta que cumplen la función de solución cuando ya nuestro cuerpo está mal, siendo a su vez, un método preventivo de primer orden.
Escuchemos a nuestro cuerpo, que él sea nuestro Maestro.
El masaje proporciona una gran sensación de relax, calma y bienestar, facilitando que se disipen las tensiones y preocupaciones.
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