Masaje Tailandés y Meditación

El Masaje Tailandés recuerda a una buena sesión de Yoga, en la cual, sin hacer ningún esfuerzo, el masajista va movilizando el cuerpo en diferentes posturas, relajando la musculatura con suaves presiones y con estiramientos, y a la vez induciendo a la mente hacia una profunda meditación. Se trata de un continuo fluir de técnicas, llevadas a cabo con un ritmo lento y con una atención plena en lo que se realiza. Se trata, por tanto, de una Meditación activa.

Budismo y masaje tailandés

El Masaje Tradicional Tailandés siempre ha estado muy unido con las prácticas Budistas de meditación. Toda buena sesión de masaje Thai se halla nutrida del toque Metta o bondad amorosa en palabras de Buda, y con esta sensibilidad es conducida la  energía a la cara, la cabeza, el chakra del corazón, además de otras glándulas y centros del campo energético humano.

Se considera, que al dar un masaje, el terapeuta cultiva los cuatro estados sublimes de la tradición budista:
Metta (Misericordia, Bondad Amorosa), Karuna (Compasión), Mudita (la Alegría, o Gozo Compasivo), y Upekkhā (Serenidad, Imparcialidad, Ecuanimidad).
De esta manera el Masaje Thai se convierte tanto en una meditación como en una ofrenda de Bondad Amorosa hacia la persona que recibe el tratamiento de masaje.

Tacto amoroso y consciente

A través del tacto amoroso y consciente se promueve la salud, flexibilidad, sensibilidad y apertura hacia una conciencia expandida. Con la relajación del cuerpo y de la mente, los centros profundos electromagnéticos (chakras) se expanden volviéndose más conscientes y sensitivos, facilitando la toma de conciencia de la anatomía interna como una meditación personal. Se consigue un efecto a la vez energético y relajante. Esto libera la capacidad auto-reguladora del cuerpo, restableciendo el equilibrio, la salud y la armonía.

El terapeuta-masajista se centra sobre sí, vaciando la mente de todo desorden personal concentrando la mente en lo que está realizando y, ésta actividad, se convierte en todo su ser: no existe nada más. Todo está fluyendo y opera en una dirección. La respiración es pausada, consciente y armónicamente sincronizada con la respiración de la persona que recibe el masaje… Es pura Presencia Compasiva… Esta es la meditación de la que estamos hablando. Y a partir de aquí podemos empezar a fluir en nuestro masaje.

Liminalidad

El profundo y sabio trabajo durante una sesión de Masaje Thai puede inducir una sensación de liminalidad (estado de apertura y ambigüedad que caracteriza a la fase intermedia de un tiempo-espacio tripartito: una fase preliminal o previa, una fase intermedia o liminal y otra fase posliminal o posterior)… La raíz de esta palabra viene de «umbral». Tiempo Liminal en sí mismo representa un momento en el cual el paso del tiempo se detiene.  La definición actual es como… “un momento fuera del tiempo”.
Es común que durante un masaje tailandés se pierda el sentido habitual del tiempo y del lugar: entrar en un estado similar al sueño, pero no dormir, sentir el tacto del terapeuta, y sin embargo sentir que se está en un lugar completamente distinto.

La Quietud

En medio de todo el movimiento, se siente “La Quietud”. Este espacio es la clave para la sanación: en este lugar hay espacio para que el cerebro se clarifique, reordene y para que la sanación pueda manifestarse y tener lugar a nivel celular.
Aquí estamos en contacto con un nivel diferente de conciencia: el subconsciente – el cual es más adecuado para la solución de problemas complejos. Así pues, cuando el masaje finaliza, la persona puede sentirse «cambiada» en su forma de ser internamente.

Hay muchos tipos de meditación y el Masaje Tailandés puede considerarse como una excelente vía para acceder a éste estado, con resultados recíprocos y maravillosos tanto para el masajista como para la persona receptora. Liberando la mente, el resto acontecerá.

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